5/31/2009

meu amant

Cierta parte de su vida era mía, tal vez por eso cierta parte de su muerte me pertenece.

Nos habíamos conocido desde el primer año de la preparatoria pero no fue hasta el final de la escuela -dos años después de conocernos-, que pasamos de ser amigos a amantes, todo en una noche.

En aquel tiempo yo llevaba una feliz relación con quien fuera, por llamarlo de alguna forma, el amor de mi vida. Sin embargo a un mes de cumplir año y medio de noviazgo, él intentó suicidarse; lo bueno es que solo fue un intento fallido pero desde entonces la relación comenzó a truncarse, por lo menos de mi parte. Su acción lo había dañado a él principalmente, y a mi. Mi mundo se había partido como un huevo, y por los orificios se derramaba mi amor, batiéndose en la nada. Aun así, intenté amarlo como antes. No lo logré.

A casi dos años de estar juntos - y a un mes de terminar la prepa -, él fue hospitalizado por cuarta ocasión a causa de las secuelas que le dejaran su suicidio. Por mi parte, el ánimo y mis fuerzas se iban desvaneciendo cada día más, lo necesitaba pero no debía necesitarlo. Me derrumbaba y él ya no era quien podía sostenerme.

La fiesta de fin había llegado, estaban todos mis amigos celebrando este tiempo, mi plan era simple, embriagarme y olvidar. Llevaba 6 caballitos y sin esperarlo, llegó Max y se sentó a mi lado y comenzamos a platicar, al principio los temas eran superficiales, fueron pasando las horas y la sobriedad nos llegaba rápidamente, en la fiesta muchos fueron cayendo rendidos y a las 3am los únicos despiertos. Sentados en las escaleras y mirando el cielo los temas de conversación se fueron terminando hasta quedar en silencio, entonces comenzaron las confesiones, yo le gustaba y él a mi desde hacía tres años, los coqueteos no se hicieron esperar hasta convertirse en besos y caricias. Aquella noche dormimos juntos -solo dormimos-.

Max era mi amante. Amaba mi sonrisa, mis pensamientos, mis caricias, mis labios, mis besos, mi pésima gracia corporal, mis ojos, mi cabello, mi mirada, mis latidos... El notaba cuando me esmeraba en arreglarme y cuando mis besos lo necesitaban, sabia lo que pensaba aunque se equivocara. Él era tan tímido y atrevido como yo, por eso siempre fui autentica con él. Yo no esperaba nada de él y él nada de mi, pero siempre había algo que recibir para cada quien. Él era lo que necesitaba, más no lo amaba.

La preparatoria había terminado pero mi relación con Max apenas comenzaba. Salimos juntos muchas veces, fuimos a parques, museos, conciertos, visitamos algunos cines pero no recuerdo haber visto ninguna película. La primera vez que fuimos a su casa, un pequeño departamento que ese día estaría solo, aprovechamos nuestra privacidad y ahí se desprendió de su virginidad. Estábamos locos, nos deseábamos y corríamos riesgos innecesarios para estar juntos. Yo no amaba a Max como a mi novio, pero nos amábamos a nuestra manera. Por otra parte, la relación con mi novio no iba muy bien, mi crudo distanciamiento no parecía importarle en absoluto y la situación con su salud iba mejorando, según me había enterado.

Quizá las cosas pudieron haber sido mejores, pero fueron como tenían que ser, y también como debían terminar.

Un sábado me llegó la noticia que Max había tenido un enfrentamiento con un sujeto X y no había salido bien, a las pocas horas de estar hospitalizado su corazón no resistió y dejó de latir. La noticia me destrozó pero tenía que ser fuerte y guardarme el dolor, pero ahora el dolor era más profundo que cuando casi muere mi novio porque quien moría no era quien dependía de mi fuerza, sino de quien dependía mi necesidad.

Vestida de negro y del brazo de mi novio tocamos la puerta del departamento, al abrir la puerta y mirar el interior, los recuerdos de tantas escenas llegaron instantáneas a mi mente y me hicieron palidecer pero al ver el cuerpo de Max recostado dentro de aquel féretro, tan sereno y tranquilo me hacía pensar que dormía, como tantas otras noches que habíamos pasado juntos. Me senté en una silla sin creer que fuera Max quien ahora perteneciera a otro mundo, uno quizá como los que habíamos soñado. Sentí los brazos de mi novio envolver mi cuerpo que se iba encogiendo a cada sollozo. Lloré, lloré como la lluvia, lloré hasta perder el sentido. Al despertar todo era cierto, se había ido, él era quien siempre habìa necesitado y ahora lo necesitaba, pero ya no estarla.

Una parte de mi vida fue suya, y una parte de su muerte es mía.


5/25/2009

frases inconclusas

Consejo:
“Nunca te des por vencid@, sube la mirada y sigue tu camino”

Felicidad y tristeza son alternativos, internos, personales.

Vamos al fin del mundo, quiero lanzarme por el borde.

Soy el enigma que alguien más intentará resolver.

Libero mi alma… mojando las penas con sal.

Siempre digo la verdad, aunque aveces no concuerde con la realidad.

Creer es dudar. Confía.

Querer y amar nunca serán lo mismo.

Entre el sueño y la realidad. No te encuentro.

Tu boca sensual, tus besos amargos…

Si eres mi héroe ¿porque me lastiman tus crímenes?

Me encanta tu mirada, aunque aveces me la encajes en el alma

No te quejes de mi, es la parte de ti que me habita.

Tu, yo y tu ego no cabemos en la cama.

¿Amor?

Paciencia: Te esperaré.
Perseverancia: Aun te amo
Confianza: No dudo tu verdad.

No es que deje un espacio entre nosotros, es que este renglón tiene otra tinta.

Te amo, no lo dudes nunca. Podría hacer lo mismo.

Sos tan perfecto como la redondez del mundo.


Hoy desperté buscando tu ausencia
Volví a soñar con tus manos y tu boca
Extrañé aquel momento que jamás sucedió
Inclusive decee volver ahí.

Amemos, mientras el sol se escapa con la luna. Mientras olvidan perseguir a los amantes centenciados.




5/18/2009

La torre de babel

Este es un video fumadísimo de Los tres y se llama Torrre de Babel


Un video para los tiempos en que se necesita una sonrisa y reir de cualquier cosa

Be happy :D

5/11/2009

eres

"sólo el amor sería capaz de de continuar y justificar su existencia"
Anónimo
...eres, lo que mas quiero en este mundo, eso eres, mi pensamiento más profundo, también eres, tan solo dime lo que hago, aquí me tienes…

Eres de Café Tacuba, disco Cuatro Caminos.
Reconocí la tonada que sonó en mi celular, metí mi mano en la bolsa del pantalón para sacarlo. Es él, ya había llegado.
Por extraño que parezca, últimamente llegaba a todos lados ridículamente temprano, desde una hora hasta diez minutos antes, como hoy. Cuando llegué, me senté en una banca cercana a la entrada del centro comercial, un lugar desde donde puedo verlo llegar sin ser vista, durante mi desesperada espera, me he dado a la tarea casi inconsciente de maltratar un pequeño pedazo de papel publicitario. Estuve sentada, con su regalo a mi lado, había tardado casi un mes en completar el regalo, sabía que tenía que ser algo especial y me llevaría un poco de tiempo conseguir lo que fuera adecuado para la ocasión, pero ya estaba lista, y lo tenía a mi izquierda. Miré el anunció de una vitrina: “compra y viaja gratis con…”, esto me hizo tener la necesidad de repasar mentalmente lo que había estado planeando para los dos en este día, había cancelado ir a Six Flags con unos amigos para no defraudarlo en su cumpleaños. La agenda era corta y era las únicas cosas que se me habían ocurrido para ese día. Primero lo llevaría a pasear a cualquier sitio, yo tenía planeado el centro aunque estaría lleno a reventar por eso de que estábamos prontos a navidad; como siguiente sitio, lo llevaría a comer a donde él quisiera, después iríamos a algún parque a ver el tiempo caminar, y para cerrar con broche de oro, lo llevaría a mi casa para darle el pastel que yo misma había preparado. Todo estaba bien organizado, tan solo a la espera de su llegada.

…Eres cuando despierto lo primero, eso eres, lo que a mi vida le hace falta si no vienes, lo único, preciosa, que mi mente habita hoy…
La canción seguía sonando en mi celular, alcé la vista para poder localizarlo, y ahí estaba, parado, se le notaba la desesperación por encontrarme. Decidí levantarme del asiento, tomé con una mano su regalo que estaba delicadamente envuelto y con un moño en perfecta simetría y contraste con la caja. Comencé a caminar hacia la puerta trasera, esperando ansiosamente el momento de salir de ese lugar que me asfixiaba. Cuando llegué al elevador, tomé el celular entre mis manos. Una llamada perdida. Lo guardé en mi chaqueta y antes de soltarlo, volví a reconocer la música

...eres, lo que mas quiero en este mundo, eso eres…

Contesté el celular, su voz a través de la pequeña bocina se escuchaba tan dulce y preocupada a la vez.
-Hola ¿Karen? ¿Donde estas? ¿Ya casi llegas?
Me limité a sonreír para mis adentros y casi con la voz entre cortada le contesté:
-Lamento haberte hecho venir hasta aquí.
Se escucho silencio, un silencio que me acalambraba las entrañas.
-Me tengo que ir. Lo siento. Ah! Y feliz cumpleaños. Te a…
-¡Espera!- Contestó atropellando mi última frase- ¿Qué pasa? ¿Qué tienes? No entiendo
-No te pido que me entiendas- Le contesté con la voz ya restablecida; con la mirada serena alcancé a ver la puerta de salida, ya sentía el sol lastimando mis pupilas y el sonido de los carros entorpecía su voz haciéndola casi imperceptible.
-¿Qué quieres? ¿Por qué lo haces?
-No sé, no lo sé. Lo siento, bye.
-¿Dónde es…
Colgué la llamada sin dejar que terminara su pregunta. No supe porqué lo hice, había puesto tantas ansias en esto, ¿Por qué ahora dejaba que todo se fuera por la coladera? Le estaba haciendo daño.
Miré hacia ambos lados de la carretera y la atravesé. No podía despejar mis pensamientos ¿Qué había fallado? ¿Por qué lo había hecho?
Empecé a caminar rumbo a un parque cercano y solitario que conocía por ahí, estaba un poco escondido como para que no cualquiera lo pudiera encontrar. Vuelta a la derecha, dos calles de frente, una a la izquierda, otra a la derecha ya ahí lo tienes. Apenas me encontraba dando la vuelta hacia la izquierda cuando sentí una mano en mi hombro, giré, estaba ansiosa por llegar al parque y escapar de aquel lugar donde compartía un pequeño espacio con él. Mire el rostro que pertenecía a esa mano tan familiarmente amable, me quedé pasmada del impacto, la sangre se me subió a la cara, sentí un ligero cosquilleo en mi estomago, perdí la noción de mis pies. Él estaba ahí parado, preguntándome con la mirada ¿qué era lo que me había pasado? La única reacción que logré tener fue lanzarme en un abrazo ocultando mi cabeza contra su pecho. No tenía sentido, no sabía porque de pronto me sentí tan inmersa una depresión, no tenía derecho a arruinar su día de aquella forma, sin embargo, él siempre estaba ahí, preguntándose el porqué de mis acciones. Suavemente me separó de su pecho tomándome por los brazos y con una mano alzando mi barbilla hasta que mi mirada cristalina por algunas lágrimas se cruzó con la suya, odio esa mirada tan suave y sutil, tan penetrante, quedé totalmente desarmada. Desvié la mirada y me encontré con sus labios, tan delicados y destellando ese rojo carmín, que sin que dijera palabra alguna, comencé a susurrar:
-Tengo miedo, miedo a perderte otra vez, es que antes de que te fueras te llegué a amar tanto que ahora tengo miedo a amarte.
No dijo nada, se limitó a abrazarme con fuerza y ternura. Me escondí entre sus brazos ocultando mis lágrimas que ahora brotaban como lluvia en pleno verano, intenté contenerme pero fue imposible. Alcé la vista para poder mirar su cara, me regaló una sonrisa angelical.
-Eso no va a pasar otra vez.
Intenté creerle y lo contemplé como una niña, una que ya no quiere correr porque se cae. Cerré los ojos y sentí sus manos acariciando mi cabello mientras se abría paso hasta mis labios.