"...y el placer de experimentar"
Entras en mis cobijas, desnuda tú, desnudo yo. Me abrazas y
me besas los labios, la dulce sensación de tus labios y los míos es inigualable,
empiezas a bajar por mi cuello, llegando a mi pecho. El simple rose de tu
respiración me pone la piel chinita, me gustaría levantarte y entrar en ti para
escucharte gemir, pero me abstengo y dejo que continúes. Tus dedos bailan por
el costado de mis piernas y llegas a mi entrepierna, el centro máximo del
placer pero mantienes tu juego de seducción y solo rodeas mi sexo, sin tocarlo,
solo incitando al deseo de ser tocado, a desear tu boca.
Te acercas suave, lento, sensualmente.
Tus labios suben y bajan al vaiven de una flama, siento el calor de mi miembro y
las palpitaciones como pequeñas explosiones de placer. Es un milagro sentir
como cada parte de mi pene, recto y firme baila dentro de tu boca. Por un
momento te aleja un poco mientras maniobras con mis genitales y me miras, tan
seximente, que no puedo evitar sentir que puedo venirme en cualquier momento.
"Tiembla, la vida como con miedo hay veces que tiembla
Y nada tiene que ver con el aire
Que mueve tu ropa en noches de luna escueta
Que aprieta, suelta y evoca y me enloquece
Y tiembla por los latidos que tú provocas
Y también porque el querer es temblar a veces"
Semilla en la tierra.- Carlos Chaouen