Parte I.
Iba corriendo, escapando, hasta que me encontré él, entré a su departamento y me servió una taza de algún líquido que no bebí y en un momento recuerdo que lo apuñalaba y salía corriendo, escapando de mis perseguidores.
El sentimiento de la culpa alentaba mis zapatos.
Llegaba a una esquina con un negocio de ropa, con sus grandes vitrinas de 10m de largo por 3 ó 5 de alto, me tomé un momento para respirar y elegir una nueva dirección a la que correr, de pronto salieron policias, me rodearon y llevaron en una patrulla a algún lugar, habían descubierto su cadaver recargado sobre la mesa, con una taza derramada.
Intermedio.
Abrí los ojos, el reloj marcaba las 5am. Estabas a mi lado, me envolviste en las cobijas y volví a cerrar los ojos.
Parte II.
Estaba en una sala meditando sobre el secreto que guardaba en el pecho, un cadaver desfigurado por multiples puñaladas en la cara ¿Por qué todo se estaba torciendo de aquella manera?
El sonido del timbre me empujó a caminar a la puerta, dónde ella tocaba. Me saludó y salimos a caminar por el centro, a tomar algún café y yo sólo pensaba en su cara desfigurada.
La noche abrazó la ciudad, ella ya se había ido y yo seguí caminando, pasando de largo por aquella esquina con el gran local, con sus vitrinas bien iluminadas y coloridos conjuntos de ropa.
Desperté. Eran las 11 am, el sol resplandecía afuera, era un lunes de oficina.