"sólo el amor sería capaz de de continuar y justificar su existencia"
Anónimo
...eres, lo que mas quiero en este mundo, eso eres, mi pensamiento más profundo, también eres, tan solo dime lo que hago, aquí me tienes…
Eres de Café Tacuba, disco Cuatro Caminos.
Reconocí la tonada que sonó en mi celular, metí mi mano en la bolsa del pantalón para sacarlo. Es él, ya había llegado.
Por extraño que parezca, últimamente llegaba a todos lados ridículamente temprano, desde una hora hasta diez minutos antes, como hoy. Cuando llegué, me senté en una banca cercana a la entrada del centro comercial, un lugar desde donde puedo verlo llegar sin ser vista, durante mi desesperada espera, me he dado a la tarea casi inconsciente de maltratar un pequeño pedazo de papel publicitario. Estuve sentada, con su regalo a mi lado, había tardado casi un mes en completar el regalo, sabía que tenía que ser algo especial y me llevaría un poco de tiempo conseguir lo que fuera adecuado para la ocasión, pero ya estaba lista, y lo tenía a mi izquierda. Miré el anunció de una vitrina: “compra y viaja gratis con…”, esto me hizo tener la necesidad de repasar mentalmente lo que había estado planeando para los dos en este día, había cancelado ir a Six Flags con unos amigos para no defraudarlo en su cumpleaños. La agenda era corta y era las únicas cosas que se me habían ocurrido para ese día. Primero lo llevaría a pasear a cualquier sitio, yo tenía planeado el centro aunque estaría lleno a reventar por eso de que estábamos prontos a navidad; como siguiente sitio, lo llevaría a comer a donde él quisiera, después iríamos a algún parque a ver el tiempo caminar, y para cerrar con broche de oro, lo llevaría a mi casa para darle el pastel que yo misma había preparado. Todo estaba bien organizado, tan solo a la espera de su llegada.
…Eres cuando despierto lo primero, eso eres, lo que a mi vida le hace falta si no vienes, lo único, preciosa, que mi mente habita hoy…
La canción seguía sonando en mi celular, alcé la vista para poder localizarlo, y ahí estaba, parado, se le notaba la desesperación por encontrarme. Decidí levantarme del asiento, tomé con una mano su regalo que estaba delicadamente envuelto y con un moño en perfecta simetría y contraste con la caja. Comencé a caminar hacia la puerta trasera, esperando ansiosamente el momento de salir de ese lugar que me asfixiaba. Cuando llegué al elevador, tomé el celular entre mis manos. Una llamada perdida. Lo guardé en mi chaqueta y antes de soltarlo, volví a reconocer la música
...eres, lo que mas quiero en este mundo, eso eres…
Contesté el celular, su voz a través de la pequeña bocina se escuchaba tan dulce y preocupada a la vez.
-Hola ¿Karen? ¿Donde estas? ¿Ya casi llegas?
Me limité a sonreír para mis adentros y casi con la voz entre cortada le contesté:
-Lamento haberte hecho venir hasta aquí.
Se escucho silencio, un silencio que me acalambraba las entrañas.
-Me tengo que ir. Lo siento. Ah! Y feliz cumpleaños. Te a…
-¡Espera!- Contestó atropellando mi última frase- ¿Qué pasa? ¿Qué tienes? No entiendo
-No te pido que me entiendas- Le contesté con la voz ya restablecida; con la mirada serena alcancé a ver la puerta de salida, ya sentía el sol lastimando mis pupilas y el sonido de los carros entorpecía su voz haciéndola casi imperceptible.
-¿Qué quieres? ¿Por qué lo haces?
-No sé, no lo sé. Lo siento, bye.
-¿Dónde es…
Colgué la llamada sin dejar que terminara su pregunta. No supe porqué lo hice, había puesto tantas ansias en esto, ¿Por qué ahora dejaba que todo se fuera por la coladera? Le estaba haciendo daño.
Miré hacia ambos lados de la carretera y la atravesé. No podía despejar mis pensamientos ¿Qué había fallado? ¿Por qué lo había hecho?
Empecé a caminar rumbo a un parque cercano y solitario que conocía por ahí, estaba un poco escondido como para que no cualquiera lo pudiera encontrar. Vuelta a la derecha, dos calles de frente, una a la izquierda, otra a la derecha ya ahí lo tienes. Apenas me encontraba dando la vuelta hacia la izquierda cuando sentí una mano en mi hombro, giré, estaba ansiosa por llegar al parque y escapar de aquel lugar donde compartía un pequeño espacio con él. Mire el rostro que pertenecía a esa mano tan familiarmente amable, me quedé pasmada del impacto, la sangre se me subió a la cara, sentí un ligero cosquilleo en mi estomago, perdí la noción de mis pies. Él estaba ahí parado, preguntándome con la mirada ¿qué era lo que me había pasado? La única reacción que logré tener fue lanzarme en un abrazo ocultando mi cabeza contra su pecho. No tenía sentido, no sabía porque de pronto me sentí tan inmersa una depresión, no tenía derecho a arruinar su día de aquella forma, sin embargo, él siempre estaba ahí, preguntándose el porqué de mis acciones. Suavemente me separó de su pecho tomándome por los brazos y con una mano alzando mi barbilla hasta que mi mirada cristalina por algunas lágrimas se cruzó con la suya, odio esa mirada tan suave y sutil, tan penetrante, quedé totalmente desarmada. Desvié la mirada y me encontré con sus labios, tan delicados y destellando ese rojo carmín, que sin que dijera palabra alguna, comencé a susurrar:
-Tengo miedo, miedo a perderte otra vez, es que antes de que te fueras te llegué a amar tanto que ahora tengo miedo a amarte.
No dijo nada, se limitó a abrazarme con fuerza y ternura. Me escondí entre sus brazos ocultando mis lágrimas que ahora brotaban como lluvia en pleno verano, intenté contenerme pero fue imposible. Alcé la vista para poder mirar su cara, me regaló una sonrisa angelical.
-Eso no va a pasar otra vez.
Intenté creerle y lo contemplé como una niña, una que ya no quiere correr porque se cae. Cerré los ojos y sentí sus manos acariciando mi cabello mientras se abría paso hasta mis labios.

...eres, lo que mas quiero en este mundo, eso eres, mi pensamiento más profundo, también eres, tan solo dime lo que hago, aquí me tienes…
Eres de Café Tacuba, disco Cuatro Caminos.
Reconocí la tonada que sonó en mi celular, metí mi mano en la bolsa del pantalón para sacarlo. Es él, ya había llegado.
Por extraño que parezca, últimamente llegaba a todos lados ridículamente temprano, desde una hora hasta diez minutos antes, como hoy. Cuando llegué, me senté en una banca cercana a la entrada del centro comercial, un lugar desde donde puedo verlo llegar sin ser vista, durante mi desesperada espera, me he dado a la tarea casi inconsciente de maltratar un pequeño pedazo de papel publicitario. Estuve sentada, con su regalo a mi lado, había tardado casi un mes en completar el regalo, sabía que tenía que ser algo especial y me llevaría un poco de tiempo conseguir lo que fuera adecuado para la ocasión, pero ya estaba lista, y lo tenía a mi izquierda. Miré el anunció de una vitrina: “compra y viaja gratis con…”, esto me hizo tener la necesidad de repasar mentalmente lo que había estado planeando para los dos en este día, había cancelado ir a Six Flags con unos amigos para no defraudarlo en su cumpleaños. La agenda era corta y era las únicas cosas que se me habían ocurrido para ese día. Primero lo llevaría a pasear a cualquier sitio, yo tenía planeado el centro aunque estaría lleno a reventar por eso de que estábamos prontos a navidad; como siguiente sitio, lo llevaría a comer a donde él quisiera, después iríamos a algún parque a ver el tiempo caminar, y para cerrar con broche de oro, lo llevaría a mi casa para darle el pastel que yo misma había preparado. Todo estaba bien organizado, tan solo a la espera de su llegada.
…Eres cuando despierto lo primero, eso eres, lo que a mi vida le hace falta si no vienes, lo único, preciosa, que mi mente habita hoy…
La canción seguía sonando en mi celular, alcé la vista para poder localizarlo, y ahí estaba, parado, se le notaba la desesperación por encontrarme. Decidí levantarme del asiento, tomé con una mano su regalo que estaba delicadamente envuelto y con un moño en perfecta simetría y contraste con la caja. Comencé a caminar hacia la puerta trasera, esperando ansiosamente el momento de salir de ese lugar que me asfixiaba. Cuando llegué al elevador, tomé el celular entre mis manos. Una llamada perdida. Lo guardé en mi chaqueta y antes de soltarlo, volví a reconocer la música
...eres, lo que mas quiero en este mundo, eso eres…
Contesté el celular, su voz a través de la pequeña bocina se escuchaba tan dulce y preocupada a la vez.
-Hola ¿Karen? ¿Donde estas? ¿Ya casi llegas?
Me limité a sonreír para mis adentros y casi con la voz entre cortada le contesté:
-Lamento haberte hecho venir hasta aquí.
Se escucho silencio, un silencio que me acalambraba las entrañas.
-Me tengo que ir. Lo siento. Ah! Y feliz cumpleaños. Te a…
-¡Espera!- Contestó atropellando mi última frase- ¿Qué pasa? ¿Qué tienes? No entiendo
-No te pido que me entiendas- Le contesté con la voz ya restablecida; con la mirada serena alcancé a ver la puerta de salida, ya sentía el sol lastimando mis pupilas y el sonido de los carros entorpecía su voz haciéndola casi imperceptible.
-¿Qué quieres? ¿Por qué lo haces?
-No sé, no lo sé. Lo siento, bye.
-¿Dónde es…
Colgué la llamada sin dejar que terminara su pregunta. No supe porqué lo hice, había puesto tantas ansias en esto, ¿Por qué ahora dejaba que todo se fuera por la coladera? Le estaba haciendo daño.
Miré hacia ambos lados de la carretera y la atravesé. No podía despejar mis pensamientos ¿Qué había fallado? ¿Por qué lo había hecho?
Empecé a caminar rumbo a un parque cercano y solitario que conocía por ahí, estaba un poco escondido como para que no cualquiera lo pudiera encontrar. Vuelta a la derecha, dos calles de frente, una a la izquierda, otra a la derecha ya ahí lo tienes. Apenas me encontraba dando la vuelta hacia la izquierda cuando sentí una mano en mi hombro, giré, estaba ansiosa por llegar al parque y escapar de aquel lugar donde compartía un pequeño espacio con él. Mire el rostro que pertenecía a esa mano tan familiarmente amable, me quedé pasmada del impacto, la sangre se me subió a la cara, sentí un ligero cosquilleo en mi estomago, perdí la noción de mis pies. Él estaba ahí parado, preguntándome con la mirada ¿qué era lo que me había pasado? La única reacción que logré tener fue lanzarme en un abrazo ocultando mi cabeza contra su pecho. No tenía sentido, no sabía porque de pronto me sentí tan inmersa una depresión, no tenía derecho a arruinar su día de aquella forma, sin embargo, él siempre estaba ahí, preguntándose el porqué de mis acciones. Suavemente me separó de su pecho tomándome por los brazos y con una mano alzando mi barbilla hasta que mi mirada cristalina por algunas lágrimas se cruzó con la suya, odio esa mirada tan suave y sutil, tan penetrante, quedé totalmente desarmada. Desvié la mirada y me encontré con sus labios, tan delicados y destellando ese rojo carmín, que sin que dijera palabra alguna, comencé a susurrar:
-Tengo miedo, miedo a perderte otra vez, es que antes de que te fueras te llegué a amar tanto que ahora tengo miedo a amarte.
No dijo nada, se limitó a abrazarme con fuerza y ternura. Me escondí entre sus brazos ocultando mis lágrimas que ahora brotaban como lluvia en pleno verano, intenté contenerme pero fue imposible. Alcé la vista para poder mirar su cara, me regaló una sonrisa angelical.
-Eso no va a pasar otra vez.
Intenté creerle y lo contemplé como una niña, una que ya no quiere correr porque se cae. Cerré los ojos y sentí sus manos acariciando mi cabello mientras se abría paso hasta mis labios.

1 comentario:
Estuvo muy padre tu cuento, muy romántico pero a la vez con un comportamiento psicológico raro al quererte ir jeje
Atte: Marcos
www.tublindaje.com
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