Hay noches en que suelo sentarme a la luna, fumo un cigarrillo y disfruto del fresco de la madrugada, otras en que me gusta escuchar el tintineo de la lluvia al chocar con las láminas del techo, y en otras, como esta, me gusta recostarme cubriendome con un brazo los ojos y lloro en silencio.
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